LITERATURA ESCRITA PARA SER LEÍDA





lunes, 28 de marzo de 2011

Última entrega de relatos seleccionados para el concurso de Beatitud.



WOODSTOCK II

Me miró con aquellos ojos biliosos flotando en el humor amarillo que ahora inundaba sus cuencas profundas. Trató de sonreírse y me regaló una mueca. De los extremos de sus labios agrietados escaparon dos hilos de espesa saliva en burbujas malolientes. Corrí a socorrerla, la limpié lo mejor que pude y besé su frente. Inconscientemente me apoyé en su pecho, de la turgencia de otros tiempos sólo quedaba una gelatina de pellejos que cubría los costados de su caja torácica.

Fue mi amante por más de una década. Ahora moría la muerte que ella misma había elegido. Ya no quedaban defensas fisiológicas en el guiñapo de su cuerpo, el SIDA las había devorado impunemente en el silencio interno de sus células.

Descolgué la guitarra y tanteé sus cuerdas para arrancarles aquella melodía que tantas veces compartimos a la luz de las velas en noches de verano. Ella trató de acompañarme como lo hacía entonces pero sus labios resecos y agrietados se negaron. Las notas de la guitarra persiguiendo mi voz trémula, en armonía con las lágrimas que me nublaban las gafas.

Seguí arañando las cuerdas después de que ella había escapado a mejor mundo. La mueca desapareció de su rostro y la sonrisa de otros tiempos se retrató en su semblante. Dejé de tocar y la besé en los labios. Monté la guitarra a mis espaldas y sin mirar atrás, me alejé por el pasillo cargando un manojo de memorias.

Marco Antonio Peña


SUSPIRANDO

Suspirando, cogí otro cigarro. Las colillas ya se amontonaban en un irónico monumento a los minutos robados.

El whisky también bajaba alarmantemente, y las horas pasaban, lentas, riéndose en mi puta cara.

¿Qué estaba pasando? ¿por qué me pasaban a mi esas cosas? La respiración me faltaba, y hasta las paredes me parecían extrañas, como carentes de sentido, sin ese sentido que su aroma, el de ella, les daba. Nunca antes había bebido tanto whisky mezclado con lágrimas. Ni siquiera me preocuparla de apartármelas de la cara para que no cayeran al vaso. ¿Que más daba?

Y la noche seguía, negra, triste, melancólica, cómplice de nuestros secretos, nuestros mágicos y maravillosos momentos, vástagos de meses llenos de vida, acciones maravillosas, y futuros gloriosos, que lentamente se iban por el desagüe, junto con mi sangre, coagulada de tanto alcohol y de tantas pastillas.

Era curioso ver como todo se puede ir a la mierda en nada de tiempo. Como todo aquello por lo que luchamos, y luché con toda mi alma, desaparecía con el humo de mi cigarro. Tantas promesas... Sueños... Rotos. Rotos como mi corazón, que cada vez que sentía algún antiguo recuerdo o sensación donde rebosaran sus risas, las de ella, se rompía otra vez, y otra más, haciendo insoportable el dolor que ya me entumecía los brazos, esos brazos que ya quizás no volverían a abrazarla, o a acariciar su suave piel, esa piel que era toda mi vida, toda mi razón de existir. Era curioso ver como todo perdía el sentido, la vida, el día a día, hasta la más ínfima cosa me parecía grotesca y detestable, hasta levantarme cada mañana era ahora imposible...

Si al menos ella estuviera a mi lado…

Y con un suspiro, bebí otro trago de whisky combinado con lágrimas.


Luis Asenjo Robles

viernes, 25 de marzo de 2011

Reseña de Beatitud en GQ España de marzo


GQ se hace eco de Beatitud. Visiones de la Beat Generation a raíz de la película Howl que se estrenará próximamente. Una buena noticia para todos los amantes de la generación Beat y para todos los que tengan interés por acercarse a esta generación de escritores fundamental para entender la literatura contemporánea.

viernes, 11 de marzo de 2011

3ª Entrega de los textos seleccionados para el concurso de Beatitud.



ME DA QUE ESTE AGUA SUCIA NO ES LA CERVEZA QUE HE PEDIDO.

Me da que este agua sucia no es la cerveza que he pedido aunque tampoco importe demasiado. En estas condiciones prefiero concentrarme en los navajazos que Winton Kelly y Lee Morgan están lanzando al viento en busca de la mejor frase mientras me pregunto en qué fase me encuentro yo ahora. Ah, sí, ya recuerdo... el sueño de Hassan y toda esa estúpida historia de gatos que maúllan en la madrugada al olor a pescado podrido de prostitutas viejas y chulos que cojean sin un triste sombrero de ala ancha que llevarse a esas cabezas rotas de tanto pensar en nada. Así dejándome los pulmones en este solo improvisado que no es más que sucio bop en una servilleta manchada de mocos y alcohol que apesta a guerra fría. Necesito otra botella. A este paso voy a colgarme de la cornisa del tejado de un domingo cualquiera. Porque hoy es domingo sí, y Paul Chambers no debería manosear esas cuerdas intentado volverme más loco de lo que ya estoy. Siento un impulso incontrolable de golpear a alguien con esta trompeta oxidada que reclama descanso en su funda de piel gastada pero mejor le pido al camarero otra cerveza. Tengo los pantalones mojados y no se por qué. A ver si esta vez acierto a llevarme el vidrio a la boca.

M.A.Delgado

3ª entrega de los textos seleccionados para el concurso de BEATITUD.



ME DA QUE ESTA AGUA SUCIA NO ES LA CERVEZA QUE HE PEDIDO.

Me da que este agua sucia no es la cerveza que he pedido aunque tampoco importe demasiado. En estas condiciones prefiero concentrarme en los navajazos que Winton Kelly y Lee Morgan están lanzando al viento en busca de la mejor frase mientras me pregunto en qué fase me encuentro yo ahora. Ah, sí, ya recuerdo... el sueño de Hassan y toda esa estúpida historia de gatos que maúllan en la madrugada al olor a pescado podrido de prostitutas viejas y chulos que cojean sin un triste sombrero de ala ancha que llevarse a esas cabezas rotas de tanto pensar en nada. Así dejándome los pulmones en este solo improvisado que no es más que sucio bop en una servilleta manchada de mocos y alcohol que apesta a guerra fría. Necesito otra botella. A este paso voy a colgarme de la cornisa del tejado de un domingo cualquiera. Porque hoy es domingo sí, y Paul Chambers no debería manosear esas cuerdas intentado volverme más loco de lo que ya estoy. Siento un impulso incontrolable de golpear a alguien con esta trompeta oxidada que reclama descanso en su funda de piel gastada pero mejor le pido al camarero otra cerveza. Tengo los pantalones mojados y no se por qué. A ver si esta vez acierto a llevarme el vidrio a la boca.

M.A.Delgado

MARINERO DE LUCES

- Isabel Pantoja canta una canción que…
- (sorprendido) ¿Isabel Pantoja?
- SÍ, ISABEL PANTOJA, ¿QUÉ PASA?
- Nada, nada… que me ha extrañado, pero sigue…
- Isabel Pantoja canta una canción que contiene una de las metáforas más bellas para referirse a un camello: “Barco velero cargado de sueños"...

ese barco velero
cargado de sueños
cruzó la bahía

No sé a qué drogas será adicta la Pantoja, pero en esta canción nos cuenta una situación bastante habitual: el adicto queda con el camello, aunque a éste se le va la olla y lo deja tirado. Y es que está por ahí, de cañas, metiéndose rayas y cantando canciones por los bares del puerto...

olvidaste que yo
gaviota de luna
te estaba esperando
y te fuiste meciendo
en olas de plata
cantando cantando
te embrujo aquella tarde
el olor de azahar

…Y no es casual. En el prólogo de “El almuerzo desnudo” de William S. Burroughs se explicaban ya los tres principios básicos del monopolio de la droga, y el segundo de ellos dice: "Nunca des más de lo que sea necesario (hay que tener al comprador siempre hambriento y hacerlo esperar siempre)"…

marinero de luces
de sol y de sombra
de mar y de olivo
se quedo tu silencio
de rojo y arena
clavado en el mío

- Pobre Isabel… Oye, ¿tú crees que nos dejaran salir alguna vez de este sitio?
- Cállate. Déjame en paz. Y ponme la canción. Está en este enlace: http://www.youtube.com/watch?v=tRqlwwIP53Q

Antonio Díez

martes, 8 de marzo de 2011

Entrevista a Vicente Muñoz Álvarez e Ignacio Escuín, antólogos de BEATITUD.



Vicente Muñoz Álvarez e Ignacio Escuín: “la Movida fue frivolidad, celebración tras el fin del régimen (Innombrable), pero la Beat Generation fue algo más serio…”

Blanca Vázquez – laRepúblicaCultural.es

Beatitud. Visiones de la beat generation es la nueva joya de ediciones Baladí. ¿Sus responsables? Dos poetas, literatos, novelistas, editores y amantes del universo de las palabras y sus conjugaciones: Vicente Muñoz Álvarez e Ignacio Escuín.

Hemos hablado del libro hace un días, y con motivo del estreno de Howl (Rob Epstein & Jeffrey Friedman) el próximo 25 de marzo, película que acomete la influencia de un poeta, Allen Ginsberg y un poema, Aullido, volvemos a la influencia, la energía, la imaginación y fuerza icónica de los beats. Muñoz Álvarez y Escuín confiesan la influencia de aquellos genios desarraigados de libre albedrío que dejaron una impronta fascinante en la literatura norteamericana, (además de Ginsberg, Jack Kerouac, Neal Cassady, Charles Bukowski, Diane Di Prima, Gregory Corso, William Borroughs, etc, etc).

Ambos poetas, el leonés y el turolense se han echado al camino, recogiendo relatos (tan diversos como sus autores, e inspirados en la filosofía beat ) de la efervescente nueva cantera de escritores españoles, que todo hay que decirlo, dejan al lector con la boca abierta y con la convicción de que el mundo literario está enérgicamente vivo. Larepublicacultural se ha acercado a ambos responsables de este vibrante libro para que nos cuenten sus proyectos y sus experiencias con Beatitud.

Para empezar queremos conoceros bien. Ignacio, háblanos de Eclipsados. Vicente te toca contarnos sobre Vinalia Trippers.

Ignacio: Eclipsados es un proyecto que nace del interés por la literatura, por devolverle algo de lo que ella nos ha dado. Hemos publicado muchos libros (más de ochenta y cinco) y en todos ellos hemos disfrutado con nuestro trabajo y nuestra apuesta ha sido editar lo que nos gustaba, aquello que creíamos que aportaba algo.

Vicente: Vinalia fue en su origen un fanzine de relatos ilustrados para adultos que comenzamos a editar en 1995 en León con la idea de dar salida a un tipo de literatura subterránea, alternativa y políticamente incorrecta que no solía encontrar hueco en publicaciones de corte oficial, pese a la calidad indiscutible de sus propuestas. Conocíamos ya de aquellas a un montón de escritores de talento ninguneados por el sistema y el canon, y nos propusimos crear para ellos una plataforma de expresión al tono, con una estética pulp y underground, fusionando la literatura con otras ramas paralelas, como el cómic y la ilustración, la música, el cine independiente, etc. Sacamos nueve números del fanzine y cinco libros de bolsillo entre los años 1995 a 2001 y regresamos en el 2007 con un libro homenaje, “Tripulantes: Nuevas Aventuras de Vinalia Trippers”, que coordiné con David González para la editorial Eclipsados. El año pasado editamos otro número con formato de libro, “Plan 9 del Espacio Exterior”, y un suplemento de poemas dedicado al malogrado escritor argentino Raúl Núñez. Y ahora estamos a punto de editar el número 11, que llevará por título “Trippers from the Crypt”. Por decirlo de algún modo, Vinalia ha sido el germen de muchos otros proyectos en los que he trabajado estos últimos años, antologías como “Golpes”: “Ficciones de la crueldad social” (que coordiné con Eloy Fernández Porta), Resaca/Hankover: Un homenaje a Charles Bukowski (con Patxi Irurzun) o “23 Pandoras: Poesía alternativa española”, además, claro, de Beatitud. Fue, en suma, un punto de encuentro para diversos creadores, que nos ha servido de ensayo y cantera para lo que ha ido viniendo después.

¿No parece difícil, fuera de tiempo, eso de ser poeta en el siglo de las redes virtuales?

Ignacio: Ser poeta siempre ha sido igual de complicado, y por otro lado no se trata de que lo sea o no, es decir, se trata finalmente de hacer poesía alejados, en la medida de lo posible, de las dificultades extras, bastante difícil es de por sí hacer poesía.

Vicente: La poesía nunca ha sido fácil, ni antes, ni ahora, ni lo será después tampoco. Es una apuesta minoritaria y difícil, pero el que la lleva dentro de algún modo la hará salir. Por otro lado, y aunque parezca mentira, las redes virtuales han democratizado de algún modo la poesía, al permitir a los escritores publicar sin la mediación de editores, mediante blogs y webs, etc.

Habéis hecho resurgir de sus cenizas a la Beat Generation, algo que hoy día es como un huracán de aire fresco entre tanta corrección e hipocresía política. ¿Cómo se os ocurrió escribir y reunir (con tantos autores fuera de lo común) estos pequeños relatos inspirados en aquellos rebeldes con o sin causa: Kerouac, Ginsberg, Cassady, Burroughs, Corso, Di Prima…¿y cómo habéis convencido a Ediciones Baladí para acercárnoslo?

Ignacio: Desde que conocí a Vicente Muñoz Álvarez sentí que acabaríamos trabajando en un proyecto como este. Él me transmitió esa esencia beat y era inevitable que tarde o temprano nos pusiéramos manos a la obra con este proyecto. Es un libro necesario. Todos los colaboradores han entendido esto y eso es muy importante.

Vicente: Bueno, Nacho y yo llevábamos ya tiempo dando vueltas a este proyecto. Hablamos de ello en las presentaciones de Tripulantes, y desde entonces hemos estado perfilando la idea hasta tener el libro listo. Nos parecía que una antología así, en momentos de falta de imaginación y espíritu como los presentes, era algo necesario y que de algún modo lograría conectar con un sector alternativo de la sociedad. Baladí se entusiasmó inmediatamente con la propuesta en cuanto les enviamos el libro, no hubo que convencerles de nada. Como nosotros, David y Nacho, los editores, son lectores y amantes de la cultura beat, y la idea de publicar este libro les sedujo al instante. Entre todos, autores, editores y antólogos, hemos formando un buen equipo. Y eso, las buenas vibraciones, se pueden palpar en el contenido y forma de Beatitud.

Quizá consigáis trasladar de las librerías de viejo a la Fnac las obras de este grupo de genios que tanto ha inspirado a otros muchos. ¡Vaya responsabilidad!

Ignacio: Y vaya alegría si lo consiguiéramos. Los beat siempre han estado entre nosotros, pero es cierto que un empujoncito para que vuelvan a las librerías (no habituales) sería todo un éxito.

Vicente: Ojalá fuera así, sería estupendo. De hecho, cuando yo comencé a leer a los beat, a finales de los 80, era en las librerías de viejo donde había que ir a buscarles, salvo algunos títulos muy concretos, como On the road. Ojalá este libro y nuestro homenaje aporten un granito de arena a la causa beat.

Beatitud. Visiones de la beat generation aúna un ecléctico grupo de relatos, cada uno hijo de su autor. 32 relatos, 33 beats, ¿dónde se ha escondido tú relato, Ignacio? Vicente, (Beatitud en Lisboa), ¿experiencias personales en tu aportación?

Ignacio: Mi relato es mi texto de presentación. Lo hablé con Vicente y decidí no hacer un texto forzado, además creo que el libro ha quedado estupendo tal y como está. Hubiera sido diferente en otras circunstancias, pero la vida, a veces, no nos deja demasiado espacio y hay que ser honesto con la literatura siempre. Si no hay tiempo no lo hay, y soy muy feliz con este libro tal y como es.

Vicente: Yo aporté ese relato a la antología como broche final, cerrando el libro, porque me apetecía hablar del movimiento y la mística beat, la terapia del camino y la evasión de lo prosaico mediante la carretera, que es en esencia lo que aborda mi cuento, titulado como la antología, Beatitud, y centrado en Lisboa, una ciudad cosmopolita y evocadora como pocas con la que personalmente me siento en deuda.

¿Qué hay de los beats españoles? podemos decir que La Movida fue nuestro fenómeno cultural equiparable a la beatitud de estos chicos norteamericanos de la ruta 66?

Ignacio: En algunas cosas sí, pero en otras me quedo con las generaciones posteriores de beats, como la de Vicente Muñoz. Hubo también beats anteriores como Miguel Labordeta y parte del grupo Niké en Zaragoza, supervivientes de la felicidad y la libertad en un periodo en el que estas dos cosas eran casi imposibles.

Vicente: Sinceramente, no veo demasiados paralelismos entre una y otra. Sí, quizás, en el transfondo de renovación artística y social, de rebelión contra el sistema, pero no en cuanto a estética y fondo. La Movida (sin menosprecio de las obras que alumbró) fue básicamente frivolidad, celebración tras el fin del régimen (Innombrable), pero la Beat Generation fue muchas más cosas, algo más serio y espiritual, filosófico y existencial, místico y revelador…

Nos parece ideal leer Beatitud con los acordes de The Doors como fondo. La influencia de los Beats en la música es infinita: Bob Dilan, Patti Smith, Tom Waits, el jazz, Loo Reed, Nirvana… Ya que sois los padres del proyecto, os voy a pedir un capricho, ¿qué música le pondríais a…? pongamos algunos de los relatos a voleo, sin desmerecer ninguno de los 32

Ignacio: Las cenizas de Allen Ginsberg (Uberto Stabile), Pi (Almudena Vidorreta), La india o el miedo (Ana Pérez Cañamares), Huellas en el polvo (David González), La compañía de finanzas amistosas (Eloy Fernández Porta).
A Pi le pega la Velvet Underground, quizá esa versión de sweet Jane estupenda. Al texto de Eloy algo más conceptual, al de David algo beat “rabioso” y al de Uberto Stabile la melodía más beat que puedas encontrar, es absolutamente beat.

Vicente: Three´s a crowd (Eduardo Almiñana), Jack, tenemos que hablar (Inma Luna), On the (Soviet) road (Miquel Silvestre), Dharma Thief (Lucas Rodríguez), Con unos tíos cualesquiera (Safrika).
Uffff… una pregunta difícil, sin duda… A ver, para Three´s a crowd, Tom Waits, por ejemplo, quizás Rain Dogs. Para Jack, tenemos que hablar, algo de Nina Simone. Para On the (Soviet) road, Born to be Wild, de Steppenwolf (Miquel es, además de un excelente escritor, un motero empedernido). Para Dharma Thief, un fondo rápido de didgeridoo (el instrumento que toca Lucas) y para el relato de Safrika, Hot Generation, de las Pandoras.

On the Road de Jack Kerouac es el epicentro de todo el movimiento. King of the Beats. Tanta es su influencia que el cine también le debe mucho a través de todas las road movies. Debería de ser un libro obligatoria en los colegios como lo es El Quijote, el cual también habla de salir al camino, aunque con otro lenguaje

Ignacio: Creo que debería ser un libro “recomendado”. El concepto obligatorio no va con este libro. Con muchos tampoco va y llevan esa etiqueta. La lectura es importante, pero este es un libro al que los lectores jóvenes han de llegar por la sugerencia de otros, de los libros beats, de otras lecturas cruzadas. Pero sería todo un honor que nos leyesen los jóvenes, que este libro les ayudara a querer más los libros, otros libros, todos los libros.

Vicente: Está bien tu comparación, salvando las distancias. Cervantes, a su manera, fue también un beat revolucionario, y El Quijote una auténtica road movie a la española, estoy de acuerdo. Y claro que debería leerse On the road en los colegios… Conectaría con los jóvenes lectores mejor que cualquier libro de los que habitualmente les recomiendan, estoy seguro. Y lo digo por propia experiencia…

En la España de la transición tuvimos nuestras rutas, la ruta del Bakalao o ruta Destroy de la que habla Mario Crespo en su relato Ruta 23, pero parece que dejó la estela de algo más descerebrado

Ignacio: Como todas las rupturas tras un periodo de gran estancamiento se producen algunos efectos que pueden no ser tan interesantes. Pero todos los caminos y sendas marcadas por la libertad lo son, así que lo ideal (y lo más beat) es que cada uno pueda hacer su camino, pase este por lugares más cabales o más descerebrados, lo importante es poder elegir—crecer—soñar en el camino.

Vicente: Ah, esas drogas de diseño… cuánto daño han hecho… y lo que nos queda por ver aún… Cerebros destruidos, que dirían los Eskorbuto…

Drogas, libertad sexual, misticismo, pacifismo, poetas un tanto turbados sin casa ni paradero fijo, rebelarse contra las normas del sistema, beats que tienen que “morir jóvenes o mueren ridículos” (Miquel Silvestre). Se me hace difícil ver a los jóvenes de hoy, demasiado preocupados por la crisis económica o los efectos de la globalización, la ecología, dejarse llevar así.

Ignacio: Los jóvenes de hoy son estupendos, libres, muy libres. Quizá la sociedad sea el problema. Yo no tengo una visión fatalista de la juventud, me parecen maravillosos. Quizá esta globalización “americana” sea más responsable de algunas cosas de lo que algunos quieren hacer ver. Quizá el problema sea que todas las sociedades se comportan como una sola basándose en unos valores poco recomendables.

Vicente: Bueno, muchos relatos del libro, hay que tenerlo en cuenta, retratan a un sector minoritario e incluso marginal de la sociedad, para el cual las normas de la mayoría, por decirlo de algún modo, no son las que rigen sus vidas… También en los años 50 primaban los mismos problemas que mencionas, o semejantes, y los beat miraban hacia otro lado, precisamente hacia el misticismo, el pacifismo, la insumisión, etc.

Cuando leía Beatitud me venía a la mente un libro muy beato también, “Los detectives salvajes” de Roberto Bolaño. ¿Qué narrativa actual os parece Beat hasta la médula?

Ignacio: Ya lo he dicho, Vicente quizá sea mi Beat preferido, pero también lo son aquellos que luchan por sus ideales dejándoselo todo en el camino (como Sergio Gaspar, por ejemplo).

Vicente: La de Sam Shepard, por ejemplo, uno de los herederos más brillantes de los beat. O la de Bolaño, como bien dices. O, centrándonos en nuestro país y en Beatitud, la de Miquel Silvestre, escrita literalmente on the road, o la de Carla Badillo, amiga de los beats de Frisco, o la de David González, visceral e insurgente, o la de Uberto Stabile, por citar algún ejemplo.

Pertenecéis a generaciones diferentes pero no muy alejadas (Vicente del 66 e Ignacio del 81). Diferencias que veo también entre los escritores y escritoras que participan en el volumen, desde 1954 (Sergio Gaspar) a 1987 (Eduardo Almiñana de Cózar). ¿Esto ha supuesto algún escollo para vuestra visión del proyecto?

Ignacio: Ninguno, la verdad es que ha sido una suerte que Vicente conozca tan bien a los escritores de su generación y yo intente conocer tan bien a los de la mía. Nos gusta leer, nos gusta leerlo todo, leerlos a todos y conocerlos.

Vicente: Más bien al contrario, nos ha permitido comprobar la recepción del fenómeno beat en casi tres generaciones de escritores españoles, que era una de las premisas de este libro. Y ha hecho el conjunto más variado y apetecible.

Ignacio, diriges encuentros de poesía en la Universidad de Zaragoza, y has publicado seis obras poéticas, la última Habrá una vez un hombre libre, 2009.
Vicente, has publicado poemas, relatos, novela, la última Mi vida en la penumbra, y ensayo, El tiempo de los asesinos. ¿Algún otro libro en curso, planes de futuro? ¿Como veis el panorama literario y editorial español, plagado por un lado de muchos best-sellers de fácil digestión?


Ignacio: Siempre hay un próximo libro en la mente, vivimos de eso, de nuestro deseo literario. Sin ese sueño no hay literatura, luego no ha vida. El panorama literario es rico, permite todas las posibilidades y me niego a no verlo de una forma optimista. Cada vez que dudo aparecen sellos como Baladí que me hacer recordar que esto es una fiesta, la de los libros, y que formamos parte de ella y somos felices.

Vicente: Yo estoy rematando mi nuevo poemario, Animales Perdidos, que entregaré muy pronto a imprenta. Y en vías de publicar un ensayo sobre cult movies, donde abordo otra de mis grandes pasiones, el cine independiente y de autor. Y preparando, como ya mencioné, el nuevo número de Vinalia Trippers, dedicado a la literatura pulp de horror. Respecto a tu segunda pregunta, bueno, es cierto lo que comentas, y triste también, pero también es cierto que hay cada vez una mayor efervescencia de pequeñas editoriales que apuestan por autores nuevos, y una infraestructura de blogs y espacios para publicar en la red de lo más variopinta y prometedora. De nuevo, las ventajas de la blogsfera
.
Y por último ¿os habéis manchado los dedos alguna vez de Nocilla?

Ignacio: Digamos que más de una vez, y ahora se ha convertido en una costumbre los domingos por la mañana de lo más divertida. Fuera de bromas, sí, y lo volvería a hacer, claro.

Vicente: Jajaja… Para merendar algunas veces, como tentempié… Bromas aparte, como en todos los movimientos, hay en el que mencionas cosas más y menos valiosas, y de las buenas siempre se puede sacar provecho, dejando a un lado los complejos y modas.

http://www.larepublicacultural.es/article3947.html

miércoles, 2 de marzo de 2011

2ª Entrega de los textos seleccionados para el concurso de Beatitud.



SIMBIÓTICA

Me abrazo a él y me acuna, con su pecho retumbando en mis oídos, hasta caer como ruinas muertas. Hasta el amanecer. Entonces me mira y finjo que aún duermo. Ya no me acaricia ni me besa en los labios. Rehuye mi aliento séptico. El hombre que ha dormido a mi lado, se levanta de la cama con la boca pastosa, con el pene fláccido. Abre el grifo de la ducha. Oigo su tos, sus arcadas. Mi cerebro es una esponja que me oprime las paredes del cráneo. Mi estómago una cloaca. Mi sexo un animal disecado. Me aprieto los ojos con las manos. Los hundo en sus cuencas hasta hacerme daño.
No sé cómo se llama el hombre que ha dormido a mi lado. No se lo pregunté y él tampoco me lo dijo. No es guapo, ni sexy, ni tiene un cuerpo de estatua griega, esos son caprichos de gourmet. Me gustó porque bebía solo y fumaba tabaco negro.
¿Me invitas a una copa? - le dije.
Compartimos una botella. Y luego otra. Un beso en un callejón sin luces, una pensión de paredes desconchadas y un catre con olor a peces muertos. No hubo sexo. Sólo caricias torpes y un abrazo a medianoche. El hombre que ha dormido a mi lado, sale de la habitación sin despedirse, arrastrando los pies como un zombi. Vomito sobre la almohada. Crujo como una hoja seca. Cuando huimos de la soledad, lo peor es la resaca.

Andrés Portillo

NO PINTAMOS NADA

Frank era como el momento de incertidumbre en el que llegamos tarde a algún sitio y no sabemos si correr o no para coger el metro. Quizá acelerando el paso lo alcanzamos justo cuando cierra las puertas, y logramos ingresar en él de perfil sobre el pitido agónico. Pero quizá correr nos sirve sólo para verle escapar por el túnel, y, para eso, mejor ahorrarnos el esfuerzo. Esa duda era Frank.
Cuando le fotografié llevaba barba de una semana, gafas de pasta con el puente pegado con celo, su bata roída y salpicada de los mil colores que le faltaban cada día. El cuadro exacto, verídico, compuesto únicamente de una bombilla perfecta y centrada que irradia un círculo de luz a su alrededor, tan real que dan ganas de poner la palma debajo para buscar la sombra de la mano. Él: un maremoto siempre a punto de arrasar, buscando permanentemente el epicentro entre los raíles de sienes por donde circulaba su sensatez, a trompicones, descarrilándose y volviendo a su sitio otra vez. La obra: quieta, paciente, circunspecta, fiel como una fotografía, llena de trazos minúsculos en los que los nervios de Frank se iban plasmando en una ósmosis de ánimo y antidepresivos.
No hubo funeral para Frank. Ningún periódico ni revista literaria rescató su recuerdo necrológico. Aquel miércoles sólo un haz de luz entró a buscarle por la ventana, como cada día. Y no le hallamos muy cambiado.


Trifón Abad